martes, 1 de agosto de 2017

Charlie Gard. No nos equivocamos.

Tras la muerte de Charlie Gard a algunos les parece que quienes apoyábamos el deseo de los padres de acceder a un tratamiento en fase experimental nos confundíamos, y los médicos que instaron la acción de los jueces y vetaron ese camino acertaban.
Creo que quienes así piensan han confundido las cuestiones que han estado siempre en juego a la hora de plantear este caso. Cuestiones  que vieron pronto algunos como Sgreccia y Caffarra y no vio en absoluto Paglia y su comunicado.
Decía Jung Chang en sus Cisnes Salvajes que sus padres para casarse en vea de pedirle permiso a sus patriarcas, como era la tradición China,  habían tenido que pedirle permiso al Partido. Este, conforme pasaba el tiempo encarnado exclusivamente en Mao, había ocupado la posición del único patriarca.
Si el paternalismo es criticable, como término en medicina, por ejemplo, es cuando no es ejercido por un padre. Si esta sustitución es grave en medicina, podemos imaginar lo que acontece cuando el Estado a través de sus técnicos intenta sustituir esa función, ser el único padre, también la única madre, actuando a través de sus técnicos.
Con Charlie Gard el legítimos derecho de sus padres de tomar decisiones concernientes a su hijo, tales como intentar o no un tratamiento experimental, tales como decidir por él un grado de mantenimiento de medios de lo mas ordinario de soporte vital y , finalmente, tales como la muerte en el hogar, tan exaltada cuando tenemos padres claudicantes y prohibida con padres resistentes, se vieron usurpadas por el técnico. Ya nos advertía Friedrich Georg Jünger que el dominio económico se vería sustituido por el técnico y que las necesidades de la técnica cambiarían todo tipo de escalas de valores.
No son los médicos en cuanto médicos quienes decidían sino en cuanto técnicos representantes del Estado en un área. Su posición se vio claramente reforzada por un juez que actúa, no como garante de derechos sino como garante de la solución técnicamente correcta y esa solución incluía un concepto que se extiende con fuerza en la jurisprudencia, la de las vidas que merecen o no la pena ser vividas y por tanto la de la muerte como un bien.
Ni al sol ni a la muerte se las puede mirar fijamente, pero los padres querían paternalmente mirar la muerte de Charlie en su hogar y hasta este deseo se les negó. No nos equivocábamos y lo que vendrá será cada vez peor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario