domingo, 30 de julio de 2017

Mao: el mayor asesino de la historia.

En términos absolutos es indiscutible, siempre se puede relativizar por su tiempo de gobierno y por la enorme población sujeta a su control. Muchas veces, sin embargo, no se mide la capacidad de Mao para ser el mayor creador de asesinos de la historia, toda vez que comprometió al pueblo en su innoble tarea. Destacaron en esta labor los campesinos, siempre tan idealizados. Pudiera ser entonces que la razón de la permanencia de Mao como icono (hay un retrato suyo en un restaurante del Bernabeu sin que nadie proteste ni alegue memoria) se deba a lo implicados que estuvieron todos en sus crímenes.
Así lo explica Jung Chang (515) "Las teorías de Mao, sin embargo, podían no ser sino una prolongación de su personalidad. En mi opinión, había sido por naturaleza un luchador incansable y competente. Había comprendido la índole de instintos humanos tales como la envidia y el rencor, y había sabido como explotador para conseguir sus propios fines. Su poder se había sustentado en despertar el odio entre las personas y, al hacerlo, había llevado a muchos chinos corrientes a desempeñar numerosas tareas encomendadas en otras dictaduras a las élites profesionales. Mao se las había arreglado para convertir al pueblo en el elemento definitivo de una dictadura. A ello se debía que bajo su régimen no hubiera existido un equivalente real del KGB soviético. No había habido necesidad de ello. Al nutrir y sacar al exterior los peores sentimientos de las personas. Mao había creado un desierto moral y una tierra de odio. Sin embargo, me resultaba imposible determinar el grado de responsabilidad moral que cabía atribuir en todo ello al ciudadano ordinario. "

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