lunes, 20 de marzo de 2017

San José es el 20 y sigo con la paternidad.

A riesgo de ser considerado obseso, aprovecho que este año San José es el 20 y sigo con la paternidad.
Vuelvo a la antología de Enrique, que termina con el poema Historia de Amor de Rodrigo Olay. Copio un fragmento. Lo dice todo:
                                                              Te enfadabas,
pero nunca era grave, y además
volvía fácilmente a lo de antes.
                                                             Cuando quise
darme cuenta, era tarde.

Nunca te dije nada
que merezca la pena que recuerdes,
y aunque no es tiempo ya, sé bien cuánto te debo.
Contigo he sido injusto
como tan sólo puede serlo un hijo.

Encuentro también dos poemas de Miguel D'Ors dedicados a  su padre Alvaro, uno es muy personal y algo largo. Copio este otro por su incorrección. Así nuestra memoria vence la desmemoria,  nuestro recuerdo la maldición del olvido:

Que de todas las fechas de su vida
perdure para siempre en esta hoja
aquélla que contiene, resumida,
su más honda verdad: con boina roja,
el máuser, el detente y el fulgor
de un sueño ennobleciéndole la cara,
oye acercarse la batalla por
los recios campos de Guadalajara.
Con un trasfondo de ametralladora
se eleva una oración de su alma fuerte.
Llega la prueba ya. Llega la hora
de mirarle a los ojos a la muerte.
Adivino la Eneida en su bolsillo
con un olor a pólvora y tomillo.

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