lunes, 14 de marzo de 2016

Volkening y Gómez Dávila sobre Jean Paul, Goya y Cervantes.

 30 de abril p 44, Hasta a Jean Paul se le malogró, si bien de una manera espléndidamente barroca plasmar en su obra por última vez, con gesto unificador, el Sacro Imperio y conservar, siquiera in effigie, lo que en silencio se iba desmoronando. ¿O acaso lo logró, y no sería entonces- la gran excepción entre los románticos- busqués en el sentido en que lo entiende Nicolás Gómez Dávila? La respuesta la dio él mismo, a su manera rotunda y precisa que de cuajo arranca cualquier duda: "Jean Paul es reichsunmittelbar Oyéndoselo decir sentí "pasar, como se decía en los tiempos antiguos, un ángel por aposento".
¿Pero cómo, me pregunto, de todos los hombres, él comprende- y de fondo- lo que vanamente intentaría yo hacerle inteligible a un alemán: todo lo que para mí tiene la voz reichsunmittelbar de inefable y casi indefinible? Qué digo, la imparte mi adjetivo, en relación con la esencia del opus jeanpaulino, un giro totalmente nuevo, un significado en que ninguno de nosotros-¡apostemos- ha pensado. No, ni por soñación: Y como sifuera poco, con ello se coloca en el centro de cuanto entiendo por alemás en el sentido más hondo y hermoso de la palabra. Pues así es. Anotémoslo a guisa de feliz hallazgo, igual que aquella otra frase que pronunció cuando, esa misma noche hablamos del curioso fenómeno de que con un español, Goya, comienza la era del arte moderno, y con un español, Picasso (que no es santo de su devoción, como tampoco lo es para mí) termina: "Goya fue un vidente de demonios, dijo, Picasso es cómplice de ello".

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